Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

jueves, 26 de mayo de 2011

MEDICINA CLASICA GRIEGA , HIPIATRICA





La isla de Cos era célebre por su Escuela de Medicina, siglos antes de Hipócrates tenía más de 200 templos dedicados a Apolo y Asclepios ó Esculapio, Hipócrates nació allí, alrededor del 460 a.C., y se inició en el estudio de la medicina gracias a la iniciativa de su padre, quien a su vez era miembro de una agrupación de médicos que se había autodenominado “los hijos de Esculapio”, sociedad a la que Hipócrates pertenecía en su edad adulta, Hipócrates fue creciendo y aprendiendo entre miles de inválidos y turistas que acudían a “tomar las aguas milagrosas” en las numerosas fuentes termales que existían en Cos, uno de sus maestros, Heródicto de Selimbria, le inició en el arte de curar, habituándolo a confiar más en el régimen y en la gimnasia que en las ofrendas o exorcismos, Hipócrates viajó mucho, visitó Tesalia, Tracia, Egipto, Alejandría y Atenas, fue contemporáneo de Pericles, Sócrates, Platón y Aristóteles, al regreso a su isla como médico práctico fundó la Escuela de Medicina, sus conocimientos y experiencias los trasladó a sus escritos donde describe el proceso de las enfermedades con riguroso espíritu científico y rompe el lazo que unía la religión con la medicina, Hipócrates logra reunir las escuelas médicas de Cuidos, Cos y Crotona, toda la doctrina hipocrática comprendida en el “Hábeas Hipocraticum”, primera colección sistemática de escritos de medicina, que recoge los escritos del Padre de la Medicina y de numerosos médicos que lo antecedieron, de sus contemporáneos.

Nada puede haber más heterogéneo en la literatura médica que la colección de tratados atribuidos a Hipócrates, se ha especulado que existieron varios médicos con su nombre y que el verdadero escribió solamente alguno de los 87 volúmenes de los que está compuesta la colección hipocrática, de todas maneras, Hipócrates, uno o varios, existió, y sus trabajos e investigaciones sirvieron de base para el desarrollo del arte de la medicina a través de los siglos, de los escritos de la singular colección, sólo cuatro se atribuyen a la pluma directa de Hipócrates: Los aforismos, el pronóstico, el Régimen para dolencias agudas, y la monografía titulada sobre heridas en la cabeza, el resto de volúmenes, indican los historiadores, fueron escritos por una diversidad de autores nacidos entre el siglo V y el II a.C.

Tres de los principios terapéuticos empleados por los médicos hipocráticos son:

1.- “Primun non nocere”, que dirían luego los seguidores latinos: antes de nada no perjudicar, es preferible no hacer nada a empeorar la situación, la terapéutica hipocrática trató siempre de favorecer sin perjudicar, iba dirigida a todo el cuerpo enfermo y no a sus partes, y se ejecutó con prudencia.

2.- Se debe ir a la causa de la dolencia, ir contra la causa y el principio de la causa.

3.- Abstenerse de actuar ante las enfermedades incurables, aceptando la inevitabilidad de los procesos “ fisiológicos”.

El interés de la escuela de Cos por las enfermedades agudas y febriles hizo que se interpretara el curso de los procesos morbosos en tres etapas: la enfermedad aparecía por la alteración de humores crudos, apepsia, que se manifestaba por los síntomas generales de la enfermedad, mediante la reacción de la Physis o naturaleza del cuerpo, se cocían los humores crudos, Pepsis, sobreviniendo la fiebre, la inflamación de los tejidos o se formaba el pus, la curación del enfermo podía ocurrir por la brusca eliminación de los humores y cocido o crisis, y también, más lentamente, por la excreción paulatina de los materiales morbosos en la Lysis. La medicina hipocrática constituye el origen de una concepción científica de la medicina universal, definitivamente liberada de la religión y la filosofía y establecida como un conocimiento técnico, Hipócrates usó los sentidos y la mente como los únicos instrumentos diagnósticos, creó la medicina clínica junto al lecho (klina) del enfermo.

La cirugía griega fue reparadora (fracturas, luxaciones, heridas), evacuante (abscesos, trepanaciones) y excerica, influida por la cirugía de Alejandría, basada en los estudios anatómicos como los describe Filoxeno de Alejandría (siglo I a.C.), autor del primer tratado de cirugía operativa. El recurso terapéutico principal fue la dieta, diaíta, así, en las crisis de las enfermedades era conveniente disminuir la alimentación, recomendación que permaneció como regla general hasta mediados del siglo XIX de nuestra era, en las enfermedades febriles, y agudas se recomendaba una dieta líquida, como la decocción de cebada, ptisane, y la dieta láctea, además se aplicaba el uso del hidromiel, oximel, vino, vinagre y otros productos, se daba gran importancia a los ejercicios corporales, el masaje y los baños, principalmente en el mar.

Aristóteles, gran observador, compilador y sistematizador del conocimiento, creó la escuela Peripatética e introdujo el método inductivo, la clasificación científica y la descripción de los principios opuestos: calor-frío, humedad-sequedad, que generan los cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua, clasifica los conocimientos que existían en todos los campos del saber, desde la anatomía, la fisiología aristotélica se basa en la polaridad del corazón, sangre caliente y roja, y del cerebro, humor claro y frío, y el alma humana como creadora. En biología Aristóteles logró valiosos estudios con relación a la anatomía y fisiología tanto humana como animal, como su concepción sobre las consideraciones de la generación de los animales, su reproducción y la embriología, en que describió el desarrollo del embrión de pollo, descubriendo la formación del corazón, afirma Aristóteles que el padre es el autor de la vida y la madre contribuye y proporciona sustancias para formar la vida, Aristóteles creó la primera tabla de clasificación de las especies, también escribió sobre la respiración, la longevidad, los sueños, el dormir, su Liceo fue un jardín botánico y zoológico y consideró el corazón como la sede de las emociones. Teofrasto, su discípulo escribió “La Historia de las Plantas” obra maestra en el campo de la botánica.

En los poemas helénicos de los siglos VIII y VII a.C., las pestilencias también aparecen asociadas a castigos divinos, estos textos indican las características de los procesos de pestilencia en Grecia, los mismos tenían un carácter local, es decir, afectaban por lo general a una polis (ciudad) concreta, más raramente a toda una región, en el pensamiento del demos, (pueblo), sus motivaciones partían del enojo de alguna divinidad, finalmente el binomio pestilencia-hambre era muy frecuente, un hambre provocado por la guerra o las sequías continuadas y las malas cosechas.

Cuando estallaban estas pestilencias locales en alguna de las polis griegas, fenómeno relativamente frecuente pero de un alcance limitado, se recurría a la magia mucho más que a la propia medicina racional, un ejemplo significativo es el proceso pestilente padecido por Atenas en el año 584 a.C., ni médicos ni magos lograban atajar la situación, por lo que los atenienses recurrieron a Epiménides, se le atribuyó, en efecto, la erradicación de la enfermedad, aunque existieron versiones diferentes: para unos, lo hizo con una invocación, a divinidades del lugar, otro lo achacaron al salvaje sacrificio de dos jóvenes efebos.

Los médicos griegos intentaron encontrar una explicación a estas pestilencias que cada cierto tiempo actuaban de forma brutal sobre las polis, en el Corpus Hippocraticum se encuentra una respuesta que iba a tener mucho éxito: sería la putrefacción del aire la que conduciría al desarrollo de las pestilencias, esta explicación se convertiría en lugar común que pasaría al mundo romano y a través de él a la Edad Media.

En la antigüedad la Medicina y la Veterinaria corrían la misma suerte y eran generalmente ejercidas por un mismo hombre, basadas en un mismo principio y con prescripciones iguales. En la Grecia Clásica encontramos la confirmación del nacimiento de una ciencia veterinaria, de esta época procedían importantísimas obras y compilaciones, de tal forma que Marco Terencio Varrón cita más de 50 tratadistas que escribieron sobre temas veterinarios, la mayor parte de estas obras se perdieron en la destrucción de la biblioteca de Alejandría, y parece ser que sólo se salvó, casi entera, la Hippiatrica de Absyrto, en la que además se cita a otros hipiatras anteriores, entre ellos va un tal Emilio Hispano, del cual aparece un remedio para tratar la pestilencia del caballo, posiblemente la primera referencia a un veterinario hispano. En el Corpus Hippocraticum y en la Historia Animaliun de Aristóteles, se comenta indistintamente la medicina humana y animal, destacando los estudios comparados de patología, fisiología y anatomía.

Con Hipócrates, padre de la medicina, se inicia la separación y el estudio de la medicina del hombre y de los animales, nace así la Hipiatría o medicina del caballo, por ser este animal de excepcional importancia en la vida del hombre, a él dedicará su estudio, casi exclusivamente, por aquellas fechas, aunque también se inició la Buiatria o medicina de los bueyes, pero en tono menor. Los hipiatras griegos posteriores a Hipócrates, confundidos con los médicos, fueron recopilando sus enseñanzas y enriqueciéndolas con nuevas experiencias, entre los que destaca Diocles de Caristo que aportó notables estudios sobre anatomía, valiéndose para ello del examen cadavérico de los animales, igualmente consideró la fiebre como un síntoma de varias enfermedades. Pánfilo de Alejandría estudió la botánica, agricultura y lo que entonces se entendía por magia, Florentino fue autor de las primeras “Geórgicas” antes de que Virgilio escribiera las suyas. Pero casi ningún escrito de estos hipiatras ha llegado hasta nosotros.

Absyrto sirvió como hipiatra a las órdenes del gran Constantino, acantonado en las márgenes del Danubio, por los años 330-340 de nuestra era, como Hipiatrica Griega se conoce el “Hábeas Hippiatricorum Graecorum”, colección de todos los escritos veterinarios conservados hasta su tiempo, “ mandada recopilar por orden del Emperador de Bizancio, Constantino VII “Porphysegenitus”, entre los años 911 al 959, en la que junto a Absyrto se hace referencia a muchos hipiatras anteriores a él. Este autor es considerado como el Padre de la medicina veterinaria, griego romanizado, una vez retirado de su cargo en la corte, creó una escuela de Hipiatria, su obra contiene 121 capítulos dedicados a la Hipiatría y recopila los conocimientos que sobre veterinaria existían en su época.

Por Absyrto sabemos que Hipócrates pasaba por ser uno de los más destacados y hábiles hipiatras de su tiempo, el prestigio de los hipiatras helenos alcanzó un gran nivel social, a juzgar por las inscripciones funerarias de algunos de ellos, por ellas se sabe que en el siglo III, el hipiatra Metrodorus de Hamia, en Tesalia fue proclamado ciudadano de honor por el electorado de la ciudad, en reconocimiento de su talento y servicios, y que un tal Euticos ostentaba el título de hipiatra del Emperador y había levantado un suntuoso monumento a su familia. En el año 1.885 se descubrió en la Biblioteca de Munich, en el Codex Monacensis Latinus, un texto que contenía la Mulomedicina Chironis, en él se recogían las enseñanzas quironianas escritas por Himerio, aunque más recientemente se atribuyen, por diversos autores, a Absyrto, que, como sabemos, se trataba de un griego veterinario militar al servicio de Roma.

El caballo, por su hermosura y por su agilidad, era considerado como el animal más apreciado por los dioses, representando a algunos como el hombre con cabeza de caballo, y el más digno de ofrecer su holocausto ante el altar o ara de sacrificio. Uno de los más famosos historiadores de la Grecia Clásica, Jenofonte (445-354 a.C.) nos ha dejado un excelente tratado de equitación, que contiene interesantes nociones de higiene hípica, el libro fue escrito para “provecho de los jóvenes” porque interesa a esas edades adquirir conocimientos en torno del caballo, conviene insistir en que el tratado de Jenofonte es un libro de equitación, no de patología equina, ahora bien, entre las nociones de hipología contiene muchos consejos de higiene, algunos aplicables en la actualidad, en aquella época todavía seguían dispersos los conocimientos de medicina equina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario